Le ve aparecer y detenerse enfrente suyo. "¡Aquíí!"-
escucha gritos de niños a lo lejos. Don Benito eleva su mirada unos grados y
distingue unas siluetas. Pequeñas arañitas que mueven sus extremidades en la
distancia para acaparar su atención. Vuelve a recorrer con sus ojos el panorama,
esta vez camino abajo, hasta llegar al suelo. Justo sobre la tierra, frente a su
banco, el azar o el destino le regalaba aquello que una vez le hiciera tan
feliz.
Un balón de fútbol que asomó por su cabeza gustosos
recuerdos. No los recordaba con esas franjas doradas, ni tan blancos y brillantes.
Pensó que el dueño de aquel balón debía de ser una persona con dinero para
permitirse semejante opulencia. Ninguno de sus amigos, mucho menos él, pensó en tener
uno similar en sus tiempos. Jugaban con una pelota desconchada que remendaba,
dependiendo la cercanía, una u otra vecina. Las voces se comenzaron a apagar al
fondo y los chicos, empujándose unos a otros, decidían quién iría a por el
balón. No sabían que algo ya se había puesto en marcha.
Don Benito hizo aterrizar frente a él su bastón. Luego de
una breve prueba de anclaje, el cuerpo del anciano se impulsa con toda la
fuerza posible hacía arriba. Como un gran titiritero, mueve sus piernas, una
tras la otra con gran esfuerzo, hacía su objetivo. Teniendo de frente aquel
precioso balón, ya no se sentía un anciano de 89 años. Ahora su corazón le dice
que tiene 9 y que tiene que chutar con todas sus fuerzas. Y así lo hizo. Su
cerebro envió la señal y una corriente eléctrica se disparó por su columna
vertebral. Y el cuerpo respondió.
¡Pum!
“¡Ostras!”- suspiraron los niños. Todos sus ojos atentos
al balón que se acercaba. La verdad, no recorrió gran distancia la pelota.
Incluso los niños tuvieron que correr un poco para recuperarla. Nachete fue el
primero en correr. Una vez con ella en las manos, miró al niño de 89 años a lo
lejos. Una leve inclinación de cabeza, sirvió como reverencia y muestra de
gratitud por el acto. Un mensaje claro: 'eres uno de los nuestros'. El niño se
giró y corrió hacia sus amigos. Don Benito con una gran sonrisa, dejaba salir un
susurro de entre sus labios. "Pichichi".
Buenísimo relato. Genial escrito y mejor contado. Chapeau!
ResponderEliminarMe encantó. ¿Tú eres futbolera?
ResponderEliminarMe gusta muchísmo lo concreta que eres. La facilidad que tienes para hacer algo lindo con tan pocas palabras.
Un abrazo.
Pues fue un descubrimiento que he hecho al venir a vivir a España. Como vi el amor tan profundo que existe aquí hacia el fútbol, le dediqué unas palabras. Y en el mundial... pues un poco más de tiempo. jajajajaja Gracias...
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